En el artículo de ayer os mencionábamos la importancia de no poner etiquetas negativas a los niños del tipo eres un “vago”, “pesado”, “bruto”, “miedica” etc. Supongo que habréis oído miles de veces a los psicólogos esta misma recomendación y supongo también que muchos de vosotros la veréis muy lógica.

Pero creo que también algunos otros os parecen “exageraciones de psicólogos” y que no tiene tanta importancia. A mí, me parece algo bastante relevante y en el día de hoy, me dispongo a contaros por qué repetimos tanto este consejo ¡A ver si os convenzo!

Para explicaros esto primero os tengo que contar un poco como funciona nuestro “sistema cognitivo” El sistema cognitivo son aquellas estructuras mentales que vamos construyendo a través de nuestra historia, nuestras experiencias y nuestro aprendizaje.

Cuando nacemos sabemos muy poco. Los humanos venimos al mundo con un par de reflejos, llorar cuando sentimos malestar y apartarnos (poco) de lo que nos genera malestar. Prácticamente todo lo demás lo aprendemos.

Vamos aprendiendo todo lo que es peligroso, lo que es bueno, lo que es vergonzoso… etc. Por ejemplo, si yo os pidiera que metierais los dedos en un enchufe, no lo haríais ni locos, incluso si tratarais de obligaros a hacerlo, habría algo interno que os frenaría, os generaría un malestar grande internamente que facilitaría que no hicierais.

Esquemas Cognitivos

Estas sensaciones interna son los “Esquemas Cognitivos”. Algo así como resúmenes mentales sobre descripciones genéricas de los elementos del mundo: El enchufe es peligroso, Mamá protege, Las personas son amenazantes, Los animales son buenos…

Cada persona genera sus propios esquemas a través de como hemos dicho antes su historia de aprendizaje y sus experiencias. Tenemos esquemas personales comunes con los otros y también diferentes.

Cuando etiquetamos reiteradamente a un niño favorecemos que genere un esquema cognitivo sobre sí mismo. Igual que aprendemos que el enchufe es peligroso los niños aprenden que son vagos, buenos, tímidos, valientes etc…

Y recordad que nos comportamos en función de nuestros esquemas cognitivos. Igual que actuamos siguiendo el esquema “el enchufe es peligroso” actuamos pensando: ”soy un vago”. Es más si alguna vez juzgamos que nuestro comportamiento es negativo, a veces lo justificamos con la idea que tenemos de nosotros mismos  y esto nos motiva a no cambiar. Claro, he suspendido el examen por no estudiar porque soy un vago.

¿Habéis oído hablar de la profecía autocumplida? Pues es algo así, pienso que las cosas son de una determinada manera, me comporto como si eso que yo pienso es una realidad. Con mi comportamiento termino generando una realidad en la que es más probable que pases eso que yo creo que es verdad.

¿He conseguido explicaros lo que son los esquemas cognitivos? ¿Y os he convencido de lo malo malísimo que es etiquetar a los niños negativamente? ¿Y a qué vais a tratar de no hacerlo? A todos se nos escapa alguna vez, pero debemos aspirar a mejorar esto.

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