Habilidades para la Regulación Emocional.

En el último artículo os hablábamos de los pasos previos a la regulación emocional para que esta se pueda realizar de una manera eficaz y saludable conforme a nuestras metas. Pues bien en el artículo de hoy vamos a hablar de la parte de Modulación Emocional, es decir una vez que hemos atendido y validado todo el proceso emocional ¿cómo podemos influir en cómo nos sentimos?

  1. Entender la función de las emociones. Cada emoción sirve para una cosa y es importante conocerlo para prestar atención a algo significativo en una situación. La tristeza está asociada con la pérdida, el miedo con los peligros, el enfado con las cosas que no nos gustan, alegría con las cosas que nos gustan y la culpa con la sensación de que hemos hecho algo mal. En este artículo podéis leer más sobre para qué sirven cada una de las emociones.
  2. Identificar obstáculos. Cada uno tenemos unas emociones que nos cuesta más gestionar (para algunos es la Ira, para otros la tristeza, el miedo, la vergüenza…) sobre todo en determinadas situaciones. Aprender esto es valioso para su modulación, ya que nos permite prever situaciones en las que nos será difícil gestionarnos.
  3. Identificar y etiquetar las emociones. Lo primero para gestionar algo es ponerle nombre, esto es básico para saber a qué nos enfrentamos y poner en marcha los recursos apropiados. Lo que siento es tristeza, miedo, enfado…
  4. Revisar los pensamientos asociados. Las emociones son consecuencia de cómo interpretamos una situación, es útil reflexionar a cerca de mis interpretaciones porque con frecuencia esto ya modula la emoción.
  5. Solucionar problemas. A veces, las emociones las provocan las condiciones objetivas de una situación y es la propia situación la que debe ser modificada si es posible (no siempre lo es), no nuestra interpretación.
  6. Utilizar una acción opuesta. A veces, sirve actuar justo de forma contraria a cómo nos apetece. Por ejemplo, si me da miedo el metro, subirme en él, si me enfado con alguien, ser amable con esa persona.
  7. Acumular emociones positivas. Cuando nos sentimos bien es más fácil afrontar una emoción negativa, por eso hacer actividades agradables, deportivas y sociales es una buena idea para la gestión emocional. También intentar mejorar lo más posible nuestra vida en general.
  8. Aprender para el futuro. Cuando uno se equivoca en la gestión emocional, en vez de machacarse por ello conviene simplemente aprender para el futuro y proponerse hacer algo diferente la próxima vez, para obtener resultados diferentes.
  9. Cuidar del cuerpo. Las emociones se expresan también en el cuerpo, identificar las señales que nos da nuestro cuerpo cuando sentimos una determinada emoción es muy útil para identificarla y regularla.
  10. Identificar nuestros límites emocionales. Es importante aprender a partir de qué punto somos incapaces de controlarnos, esto es útil para poner remedio antes de llegar a ese punto. Pasa con muchas emociones, por ejemplo, el enfado.

Habilidades para la Regulación Emocional

Espero que os haya sido de utilidad este artículo y que podáis poner en marcha estas estrategias. Recordad que estamos a vuestra disposición para cualquier cosa en que os podamos ayudar. ¡No dudéis en contactar con nosotros!

Habilidades para la Regulación Emocional.

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