Comportamiento Pozuelo

Las personas aprendemos a comportarnos de una manera o de otra a través de las consecuencias que tienen las diferentes cosas que hacemos. Si una actuación nuestra tiene consecuencias positivas, la probabilidad de que nos comportemos de esa determinada manera aumenta. Por ejemplo, si la madre de Pablo le felicita, le elogia le dice que está muy orgulloso de él,  cada vez que acaba a tiempo sus deberes, es esperable que Pablo trate de terminarlos pronto.

Por otro lado, las conductas que tienen consecuencias negativas para nosotros, solemos dejarlas de hacer o al menos hacerlas menos. Por ejemplo, si Ana tiene la iniciativa de ayudar a su madre a poner la mesa y al equivocarse al colocar los cubiertos recibe una regañina, es probable que, Ana decida que es mejor no ayudar a su madre.

Comportamiento Pozuelo

Los cual nos lleva a uno de los conceptos más importante en el aprendizaje y la educación: las aproximaciones sucesivas. Si quieres que tu hijo cambie un comportamiento o modifique una conducta, no esperes a obtener el resultado final, elogia sus mejoras. Para que Ana aprenda a poner la mesa de manera adecuada, parece que habría sido más eficaz, reforzar su iniciativa, y cuando esta iniciativa esté adquirida como un hábito ya empezar a corregir el modo de colocar los cubiertos.

Los premios no tienen por qué ser objetos materiales, de hecho las personas somos muy sensibles a la atención de los demás. Seguramente no haya mejor refuerzo para tu hijo que tu atención, por eso las felicitaciones y el compartir actividades con ellos en función de su comportamiento, será mucho más eficaz que el comprar cosas. Consejos para que el uso de los reforzadores sea eficaz:

  1. Cuanto más próximo a la conducta sea más eficaz resulta el premio o elogio. Por ejemplo, es muy poco eficaz premiar el estudio cuando se obtengan las notas porque entre la conducta de estudiar y la obtención del premio pasa mucho tiempo.
  2. En las primeras fases del aprendizaje el refuerzo debe obtenerse de manera continua, es decir cada vez que se produce la conducta deseada se debe obtener un refuerzo. En los primeros momentos debe ser muy fácil para el niño conseguir el premio, para motivarle en el aprendizaje. Con muy poco esfuerzo debe obtener mucho premio. Una vez que la conducta ha sido aprendida y se ha convertido en un hábito, no es necesario felicitarle cada vez que lo haga sino de vez en cuando.
  3. Todos las personas necesitamos una “dosis de atención” por parte de las personas que queremos si no la obtenemos por las cosas que hacemos bien, da igual empezaremos a hacer cosas mal para que al menos cuando nos regañen nos atiendan.

Fernando, un niño de 5 años, lloriquea y se queja a su madre porque quiere que le compre un juguete. Es esperable que si la madre de Fernando le atiende, le mima, le presta atención, Fernando manifieste esta conducta con frecuencia. Ahora bien, ¿qué sucedería si la madre de Fernando no responde de ninguna manera, si hace como si no ha oído, o simplemente se marcha de la habitación sin responder?

En el caso de que sea la primera vez que Fernando exhibe la conducta de quejarse, si la madre actuara como en el segundo ejemplo (no prestara atención), es de esperar que Fernando no consiga aprender dicha conducta, ya que desde el principio de su emisión no está siendo reforzada.

Si, por el contrario, Fernando ya había mostrado este comportamiento con anterioridad, y la mayor parte de las veces conseguía refuerzo por ello, es de esperar que si de repente su madre decide no atenderle, la conducta de Fernando se agrave, este cambie su forma de comportarse (llorará, gemirá, etc.) e incluso es posible que aparezcan algunos comportamientos agresivos (dar patadas, golpear cosas, etc.) Una vez producido este empeoramiento de la conducta, si su madre persiste en no reforzarle, entonces sí es de esperar que la conducta de quejarse de Fernando vaya disminuyendo de forma paulatina al darse cuenta de que su madre no va a prestarle atención por ella.

Desde Psicología Europa no recomendamos el uso del castigo físico como consecuencia negativa de una conducta. A largo plazo el refuerzo positivo es mucho más eficaz y tiene efectos secundarios más positivos (autoestima VS aprendizaje de que la violencia es una posibilidad frente a la resolución de conflictos) A través del castigo se le enseña al niño qué no debe hacer pero no qué debe hacer.

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Paloma Díez, directora y terapeuta en Psicología Europa, tu psicólogo en Pozuelo. 93523083.

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