Evaluación de altas capacidades

Nacho era un niño de 9 años cuando llegó a nuestra consulta. Cursaba 4º de primaria en un cole privado de Pozuelo. Su hermana pequeña, por aquel entonces tenía 4 años. Como actividades extraescolares estaba apuntado a baloncesto, judo y música.

Antes de conocerle a él habíamos tenido una entrevista con sus padres, en la que nos contaron que había tenido un desarrollo normal y que en la familia había una buena convivencia. Desde infantil había tenido un buen rendimiento académico y un buen nivel intelectual. Antes de primaria leía libros del Barco de Vapor. El nivel educativo y económico de los padres era medio – alto. Ambos tenían estudios superiores. Vivían en Pozuelo. Sus padres le describen como muy responsable, perfeccionista y alegre.

Vinieron a consultarnos porque no tenía muy buenas relaciones con sus compañeros de clase. Además en la urba su grupo de amigos era muy reducido. Él se queja en ocasiones de sus relaciones sociales.

Nos cuentan que siempre ha sido inseguro. Las cosas nuevas le suelen dar miedo. Por ejemplo, le daba miedo ir al cole cuando se inició la escolarización. Cuando indagamos un poco más, comentan que se debía a que otros niños se burlaban de él, no le dejaban jugar con ellos y le mantenían apartado.

Pedimos a los padres permiso para entrevistarnos con su tutora. Ella nos cuenta que suele acabar las tareas muy rápido y que después se dedica a molestar al resto de sus compañeros. Cree que puede que se aburra mientras el resto de los niños acaban la tarea.

En nuestra evaluación le pasamos un wisc para determinar su cociente de inteligencia y así poder proponer al colegio una adaptación curricular que mejorar las relaciones sociales de Nacho en su clase.